martes, 8 de mayo de 2012

El Milagro de los Lunes

Hay unos cuantos millones de españoles, que cada lunes, esperan, que esta vez sí, ésta sea la semana en que ocurra el milagro tan ansiado y esperado. Detrás, meses de consultar las páginas de empleo, de apuntarse a ofertas, comprobar cada día el estado de sus canddaturas: la empresa ha estado gestionando CVs; la empresa ha incluido su candidatura entre las que siguen en el proceso; la empresa ha descartado su candidatura; la empresa ha estado gestionando CVs... lo que sea que eso significa. Y durante el fin de semana, se alimenta la esperanza, de que alguna de las empresas que tiene tu candidatura entre las que siguen en el proceso, te llame, y consigas la ansiada entrevista, a pesar de que haya doscientas personas inscritas en esa oferta.

La esperanza es muy fuerte. La esperanza y la desesperación. Porque ahora se ha vuelto todo tan impersonal, que la caza y captura de trabajo funciona así. Y así se puede pasar uno meses, navegando, bucenado entre las ofertas, sintiendo un escalofrío las semanas en que en vez de encontrarte con nueve páginas de ofertas, uno se encuentra con tres, y cuando ve que pasan las semanas, no ya los días, las semanas y con ellas los meses, y las ofertas que te tienen incluido siguen igual, uno ya no sabe qué pensar de eso de que la empresa te tenga incluido entre los que siguen en el proceso o que esté gestionando CVs. Tus esperanzas depositadas en una respuesta automática que tiene tu vida en sus manos.

Porque eso de que el amor y la salud es lo más importante es muy bonito. Cuando uno tiene las necesidadas básicas y no tan básicas cubiertas. Porque, desgraciadamente, la salud no paga las facturas, ni te da de comer. Es más, es posible perderla si uno tiene dificultades en cubrir sus necesidadas, ya no sólo materiales sino las necesidades espirituales básicas. En la constitución de EEUU se recoje la libertad y la felicidad como un derecho. Y sin dinero no hay libertad, por lo menos, no en este mundo. Así que hay un montón de españoles que se sienten un poco como muertos en vida, porque su vida está detenida, sus proyectos, sus ilusiones, las cosas, normalmente pequeñas, de las que uno suele disfrutar, están suspendidas en un limbo, a la espera de que la gente que con nuestro voto hemos puesto Ahí, sepa hacer las cosas.

Es bastante indignante.

Es bastante indignante que nos recorten derechos.

Pero antes de seguir, vamos a dejar clara una cosa. Una cosa sobre los derechos.

Cada vez que compramos algo, pagamos impuestos.

Cada vez que llenamos el depóstito, pagamos impuestos. Vaya que sí los pagamos. Y cualquiera que use el coche diariamente para trabajar, lo sabe. Y sabe que paga muchos impuestos.

Cada mes, de la nómina, una cantidad se va en impuestos.

Impuestos que garantizan esos derechos por los que trabajamos todos cada día. Derechos que a todos nos cuestan mucho dinero. Lo que para cualquier mortal es mucho dinero y un serio esfuerzo, para mucha gente es calderilla.

Y eso es muy indignante.

Mucho.

Así que el hecho de que nos recorten derechos que pagamos todos, en educación y en sanidad, y que sin embargo haya dinero público, de todos los que pagamos y trabajamos, para rescatar un banco es bastante doloroso. Y es más doloroso que esto no sea la primera vez que ocurre, que haya ocurrido antes y permanezcamos impasibles. El país lo mantiene el ciudadano de a pie, el que va a trabajar y lucha cada día por mantener sus ilusiones a flote, el que busca cada mes alguna satisfacción en algún capricho estúpido que desestabiliza su presupuesto, pero que a veces actúa como una tabla de salvación. Cada uno sabrá qué es para cada cual un carpricho, pero la verdad es que hablo de poco dinero, y si hay que poner una cifra, la pongo, a pesar de que yo, como siempre digo, sea de letras, 50, 60, 70€... Pero aquí se aplica el suma y sigue. Cada día todo cuesta más, cada día todos ganamos menos. Algunos no ganan nada.

1€ por receta.

Vamos a hablar de recetas.

Yo he conocido a un enfermo crónico que necesita regularmente comprar medicinas, pero que su situación económica no le permitía disponer de efectivo en la mayor parte del mes. Su medicación cuesta apenas 2€, pero si en tu cuenta bancaria no hay dinero hasta el momento en que cobres tu, en muchos casos del mundo real,  exigua nómina, a partir de una fecha no puedes sacar dinero. Nada de dinero.  Pero sí puedes pagar con tarjeta. Es decir, no puedes gastar 2€ en una medicación o comprar una barra de pan, pero te puedes gastar 20€ en el supermercado con tu visa. Bueno, cuando se veía en estas situaciones y necesitaba comprar su medicación, cuando tenía que repostar combustible, en otros tiempos no tan lejanos en que ir a la gasolinera no suponía un atraco a mano armada, intentaba hacerlo antes de entrar en reserva y pedía que le echaran una cantidad que sabía no iba a entrar. Mientras tanto, pagaba con su visa la cantida solicitada. Cantidad que no entraba en el depósito, con lo cual en la gasolinera le devolvían en efectivo los 4€ y pico que no entraban. De esa manera disponía de efectivo (cash, para los no iniciados en las vulgares penurias del mundo real) para comprar su medicación.

Esto es para quien dijo que 1€ por receta es menos de un café por día.

Sin comentarios.