lunes, 31 de mayo de 2010

Fiestas Estivales

Este fin de semana he tenido ocasión de disfrutar de las fiestas patronales de uno de los cientos de pueblos de nuestra geografía. Acompañando a mi sobrina tuve la ocasión de comprobar que entre las acitivdades programadas para los niños se encontraban, para mi asombro, soltar un cerdito atado con una cuerda entre más de cincuenta niños de edades diversas para atraparlo o hacer algo parecido con terneritos lechales, que en su desesperación trataban de protegerse de la manera que su instinto buenamente les dictaba. Los chillidos del cerdito y los mugidos de los teneros del tamaño de un perro de buena alzada, hicieron que dejara de contemplar semejantes entretenimientos, ya que no soporto el sufrimiento de ningún tipo. Aún así, me sorprende que en sociedades supuestamente avanzadas, en vez de fomentar el respeto a los animales y la naturaleza, se siga cultivando esta forma de entretenimiento a costa del sufrimiento de la cría de un animal. Avanzar hacia una sociedad cada vez más humanizada también implica inculcar unos valores que fomenten el respeto por todas las formas de vida. Una cosa es que nos sirvan de alimento y otra muy distinta disfrutar aterrorizando a la cría de un animal con la excusa de las fiestas locales. Hay tradiciones y tradiciones. Yo nunca había visto nada parecido en primera persona y eso que se trataba de las fiestas de uno de los escenarios de mi infancia.