viernes, 5 de febrero de 2010

Sobre los finales felices.

Muchas gente me ha preguntado el por qué del "final feliz" de La Vida Privada de los Seymour. ¿Feliz? Es posible, pero con un coste. Para mí era importante que Audrey saliera adelante por sí misma, sin que nadie disfrazado de príncipe encantador viniera a salvarla.

Esto me hizo preguntarme por qué leo. Personalmente, creo que no hay nada peor que un libro te deje mal sabor de boca, como si el autor hubiera querido castigar a sus personajes poniéndoles la miel en los labios para luego quitársela. Bien es cierto, que la vida a veces es así. Pero, ¿leemos para ver la vida fielmente reflejada en las páginas de un libro?

Busqué entre las razones que nos hacen leer, o que me hacen leer, y encontré unas cuantas: para entretenerme, para aprender, para buscar inspiración, consuelo o esperanza, o similitudes. O todas estas cosas a la vez. Para soñar. Para vivir otras vidas. En definitiva, para descubrirme y conocerme. Quizás la primera razón, la del entretenimiento, la más obvia, sea la menos importante. El que devora un libro página a página, entra en la historia, vive a través de los personajes, sufre y se alegra a través de sus vivencias, no busca sólo entretenimiento. Estoy convencida de que en las páginas de un libro nos buscamos a nosotros mismos. Por eso nos dejan tan mal sabor de boca los finales no felices. Necesitamos saber que hay esperanza, otra oportunidad, necesitamos energía y esperanza para levantarnos de la cama cada mañana. Necesitamos una razón para seguir.

¿Final feliz o abrir una puerta a la esperanza y a las segundas oportunidades?
Necesitamos creer que hay un orden que se mantiene, que los malos son castigados por sus actos y los buenos se ven recompensados de alguna manera. Necestiamos motivación para seguir adelante con nuestras vidas. Si no, ¿para qué tanta lucha? ¿Para qué tanto esfuerzo? En el mundo en el que vivimos, ¿qué compensación tiene hacer "lo correcto", ser buena persona?

Estoy convencida de que la Humanidad sigue y se mantiene por toda la buena gente que hay en ella, anónima y pequeña, haciendo "lo correcto", lo que sea que eso signifique, a pesar del odio, del dolor,de la ambición, de dirigentes megalómanos y desastres naturales.

Lo que me hace levantarme por las mañanas es la esperanza, la esperanza de que hoy podré hacerlo mejor. Un poco mejor, con eso es suficiente.

¿Por qué un final feliz? Porque para finales no felices ya está la realidad.

Y hablando de todo un poco, ya se puede encontrar La Vida Privada de los Seymour en edición de bolsillo.

Un abrazo a todos.