lunes, 9 de noviembre de 2009

La niña del Arco-iris.



Al fin tenemos a Cosima. Ha sido el nombre de la esperanza, de la posibilidad durante tanto tiempo, que se me hace raro pronunciarlo y escucharlo. Ya es realidad. Ya existe. El milagro ha ocurrido. Al fin.

Esta canción (At Last) me acompaña desde hace días, y si es ideal para bailarla a distancia de beso, lo es aún más para acunar a un bebé sintiendo su carita contra la mía y su suave respiración de paz y serenidad.

Qué largo camino. Pero esta vez iba a ser de verdad. Había señales. Cada vez que avanzábamos y Cosima estaba más cerca, aparecía el Arco-iris. Nos acompañó en varias ocasiones, cuando íbamos a las temidas revisiones o cuando nos tomamos unos días de descanso.Y así, aprendimos a verlo como un buen presagio. Nunca había visto un arco-iris completo y sin embargo tuve ocasión de verlo dos días seguidos ante mí, como una invitación a pasar bajo su luz multicolor y saber que esta vez todo iba a ir bien. Esta vez sí.

Y aquí está Cosima. Al fin.

No se puede expresar lo que siento cada vez que la miro (¿dejo de mirarla en algún momento?) No existen las palabras. Y lo quiero capturar y plasmar de alguna manera y sé que no puedo, que se me escapa en cuanto lo intento atrapar. Y sólo puedo vivirlo, experimentarlo aquí y ahora. No puedo atraparlo. Y cada vez que hace un ruidito y me acerco a la cuna, no sé dónde cabe tanto amor. Supongo que por eso lloro tanto, porque no cabe y rebosa en forma de lágrimas. Pues que rebose, hija, que rebose.

Cuando estaba cumpliendo (desgraciadamente) con el Bíblico "parirás con dolor", no dejaba de pensar en los millones de mujeres que a lo largo de la Historia habían pasado por aquello, sin paritorios medicalizados, sin epidural, sin ayuda profesional de ningún tipo en la mayoría de los casos. Y no dejaba de pensar en las mujeres que no lo consiguieron, en los bebés que no nacieron. Tenemos la arrogancia de pensar que todo lo hemos inventado este siglo, las mujeres instruidas y emancipadas, las independientes, las que dirigen empresas y países, ganan premios Nobel, luchan en guerras y cambian el mundo, y se nos suele olvidar que los privilegios que disfrutamos hoy, son el resultado del trabajo de miles de almas anónimas que nos precedieron, que con sus vidas y esfuerzo y sufrimiento, fueron construyendo adoquín a adoquín el camino por el que transcurrimos ahora, cada día más ligeras de equipaje.

Así que quería rendir un pequeño homenaje a todas esas mujeres, Creadoras de Vida.

Por ellas. Por mi niña del Arco-iris.