
Septiembre huele a nuevos comienzos, a esperanzas renovadas, a promesas nuevas y eternas, a segundas oportunidades.
Septiembre huele a libros y cuadernos nuevos, a páginas en blanco, a limpieza de alma, a reflexión.
Septiembre huele a noches tempranas y frescas, a mañanas con tazas calientes entre las manos mientras empañamos el cristal de la ventana, al primer abrazo de la lana al anochecer, a naranja y canela.
Septiembre huele a planes y agendas en blanco, a tiempo por delante, a últimas caricias de sol, a rocío.
Septiemnre huele a desorden y orden, a continuo, a ciclo, a regreso, a punto de partida.
Septiembre huele a oportunidad.